La Biblia cristiana hace mención al miedo en
su primer libro. En concreto, el miedo se convierte en atributo humano por
causa del pecado original:
“Y llamó Jehová Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estabas tú? Y él
respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba
desnudo; y me escondí. (Génesis, 3,9)
Antropológicamente hablando, el
miedo se encuentra inserto en los sistemas religiosos desde sus textos
fundadores. Algunos especialistas como M. Korstanje, quien ha estudiado
ampliamente el fenómeno, sugiere que la religión no es por si misma generadora
de temores o angustias, pero si lo es el discurso político al cual apelan para
generar adoctrinamiento. Dependiendo de las diferentes sociedades y sus
coyunturas económicas, es decir, la forma en que se organizan para circular
bienes escasos, los miedos comienzan a actúar como narrativas protectoras que a
la vez prohíben ciertas prácticas, fomentan otras. En la edad Media, por
ejemplo, las brujas representaban una grave afrenta para el orden patriarcal
vigente, no por lo que hicieran sino por el hecho que la mayoría de ellas eran
mujeres viudas o solteras las cuales habían heredado una gran fortuna o vivían
en extrema pobreza. Su condena social representaba una forma correctiva que el
mismo sistema utilizaba para establecer la hegemonía del orden económico
patriarcal.
Las religiones monoteístas evidencian un
tipo de miedo religioso, el temor de Dios y cada una, desde el judaísmo hasta el islam han desarrollado su particular teología al respecto. Es de destacar
que ciertas religiones recurren a adoctrinar en el periodo de aprendizaje
infantil con amenazas de sufrimiento infinito y eterno si no se cree en sus
postulados y si no se cumplen sus normas. Otras religiones, como el budismo, se fundamentan directamente en la
necesidad de evitar el dolor y el sufrimiento, y por tanto, de
manera indirecta, tienen una especial relación con el miedo
Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario