Curso evolutivo de los miedos
a) Primera infancia
Los diferentes estadios de desarrollo conllevan asociados la preponderancia
de un tipo u otro de miedos. Según algunos autores, los bebés no comienzan a
manifestar el sentimiento de miedo antes de los seis meses de vida. Es a partir
de esa edad cuando empiezan a experimentar miedos a las alturas, a los extraños
y otros. Estos tres tipos de miedo se consideran programados genéticamente y de
un alto valor adaptativo. De hecho su presencia denota un cierto grado de
madurez en el bebé.
A esta edad también surge la ansiedad de separación de la
figura de apego.
Entre el año y los dos años y medio se intensifica el miedo a la separación de
los padres a la que se le suma el temor hacia los compañeros extraños. Ambas
formas de miedo pueden perdurar, en algunos casos, hasta la adolescencia y la
edad adulta, tomando la forma de timidez. Lo habitual es que vayan
desapareciendo progresivamente a medida que el niño crece.
Es en esta etapa, cuando empiezan también a surgir los primeros miedos
relacionados con pequeños animales y ruidos fuertes como pueden ser los de una
tormenta.
b) Etapa preescolar (2,5-6 años)
Se inicia una evolución de los miedos infantiles. Se mantienen los de la
etapa anterior (extraños, ruidos, etc.) pero van incrementándose los posibles
estímulos potencialmente capaces de generar miedo. Ello va en paralelo al
desarrollo cognitivo del niño. Ahora pueden entrar en escena los estímulos
imaginarios, los monstruos, la oscuridad, los fantasmas, o algún personaje del
cine. La mayoría de los miedos a los animales empiezan a desarrollarse en esta
etapa y pueden perdurar hasta la edad adulta.
c) 6 a 11 años
El niño alcanza la capacidad de diferenciar las representaciones internas
de la realidad objetiva. Los miedos serán ahora más realistas y específicos,
desapareciendo los temores a seres imaginarios o del mundo fantástico.
Toman el relevo como temores más significativos el daño físico (accidentes) o
los médicos (heridas, sangre, inyecciones).
Puede también presentarse, dependiendo de las circunstancias, temor hacia el
fracaso escolar, temores a la crítica y miedos diversos en la relación con sus
iguales (miedo hacia algún compañero en especial que puede mostrarse amenazador
o agresivo).
El miedo a la separación o divorcio de los padres estaría ahora presente en
aquellos casos en el que el niño perciba un ambiente hostil o inestable entre
los progenitores.